Esta es la historia de un músico americano llamado Matt Horan que después de vivir en México un par de años decide viajar a Europa, aprovechando su recién aprendido mejicano escoge España, pasa por Madrid y Barcelona y acaba en Bilbao, ese sitio donde puede nacer todo el mundo. Y alli se encuentra un socio del country, esa música a la que define como punk para viejos, un tal Tororika que está tocando en la calle con unos amigos, les pide tocar con ellos y así empieza todo. El americano se hace de Bilbao, pasa a llamarse Francisco Sánchez y monta un auténtico grupo de country al uso donde no dudaba en hacer un Lovesick Blues con yodeling o en poner de pie a unos sorprendidos presos en la cárcel de Nanclares con un Lonesome Bedtime Blues de sabor honky-tonk.
Los nuevos Dead Bronco, un poco más oscuros |
Y hablo en pasado porque cinco años después el grupo de Horan tras el cambio de formación en el disco de 2017, propone algo aún más radical, otra nueva formación y un sonido más oscuro en este Driven By Fustration, marcado por la resiliencia y en el que ha juntado a gente más acorde con sus gustos, capaces de agrupar entre los diez mejores a Hank Williams en el número uno y a Pantera en el dos, sin olvidar a sus paisanos de Florida, los legendarios Lynyrd Skinnird. Ha dejado de hacer broncobilly y ahora recorre los caminos de lo que llama la americana sludge, algo así como la americana del pantano, más cerca ahora de unos Giant Sand que de unos especialistas, lo que sorprenderá en su próxima aparición en el Muddy Roots Cookeville en Tennessee, aunque para mi gusto creo que deberían seguir más por la línea de este Miss Carriage de letra desolada, "She prays for her sin, I pray for her life/ Someone´s got to go down to keep it satisfied/ I don´t tell no tales, I won´t tell no lies", y menos por el espíritu doom que destila el resto del disco. El mismo Horan reconoce haber perdido seguidores puristas pero está seguro de haber aumentado su contundencia en directo, de haber perdido fans puristas y de haber ganado en público amante de pogos. Del campo a la ciudad, una apuesta es una apuesta.
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